El Gobierno argentino comenzó a utilizar un fondo de reservas en pesos del Ministerio de Economía para cubrir vencimientos de deuda local cuando las licitaciones no alcanzan el monto necesario. Defendió además la transferencia de $11,7 billones desde el Banco Central al Tesoro, asegurando que no implica emisión monetaria descontrolada.
El Banco Central reportó utilidades por $19 billones en 2024, de los cuales $11,7 billones fueron transferidos al Tesoro y depositados en su cuenta corriente en la entidad. Según la explicación oficial, estos fondos solo se usarían si las licitaciones de deuda fueran insuficientes, en un contexto de mayor demanda de pesos, evitando así impactos inflacionarios.
Contexto de la deuda en pesos
En un escenario desafiante, el Gobierno enfrenta vencimientos de deuda en moneda local por $16,1 billones en mayo y $13,7 billones en junio. Según GMA Capital, el mercado se ha mostrado reticente a financiar a largo plazo, optando por instrumentos de corto plazo con altas tasas.
En la última licitación, el 90% de lo colocado fueron instrumentos a tasa fija, como Lecaps y Boncaps, mientras que bonos atados a inflación y dollar linked tuvieron una participación menor. Las tasas efectivas mensuales bajaron a 2,7% desde valores superiores al 3,7%, señalando un intento de mejorar condiciones de financiamiento.
Algunos analistas, como LCG, advirtieron que la transferencia del BCRA contradice la promesa de mantener la cantidad de dinero constante. Sostienen que incluso con demanda de dinero creciente, la refinanciación parcial implica una inyección de pesos que podría alimentar la inflación o presionar sobre el dólar.
No obstante, el programa con el FMI permite cierta expansión de los agregados monetarios para 2025, previendo un crecimiento interanual cercano al 50%, superior al de la inflación proyectada (18%-23%) y al del PBI (5,5%), con el objetivo de facilitar la remonetización de la economía.
El Gobierno acordó con el FMI priorizar la emisión de deuda a tasa fija frente a los instrumentos ajustados por inflación o tipo de cambio. Actualmente, el 59% de la deuda en pesos está indexada, mientras que el 41% es a tasa fija, una mejora respecto al 82%-18% que existía un año atrás.